El Riad,sería difícil de encontrar,de no ser por la indiscutible amabilidad de Karim que nos esperaba donde nos dejó el coche de traslado desde el aeropuerto.Esta en plena Medina y en angostas callejuelas,la entrada es oscura y no deja adivinar lo que se vislumbra tras la puerta de entrada.las habitaciones son bonitas y los baños también.
Karim,es el perfecto anfitrión,servicial,cercano,simpático y siempre pendiente de ofrecerte un té a cualquier hora.Abandonamos el riad a las 06,45 y pese a la hora,se levantó,nos hizo el desayuno con cariño y nos acompañó hasta donde esperaba el coche.Todo fue más fácil,gracias a él.Los propietarios,deben saber que su empleado,es un 10.
El desayuno,bueno,tan solo frío en el lugar donde lo tomábamos,faltaba una buena estufa.
En la terraza,una jaima,donde conversar,tomar el té o leer.
Dos noches,nos hicieron una sopa marroquí,muy buena con dátiles, a buen precio.Caso de volver a Marrakech,repetiríamos,por Karim,sobre todo y por la buena ubicación.