La posada no pretende ser un hotel de lujo, si buscáis eso, mejor que no pareis por ahí. Habitaciones con lo indispensable, cama no demasiado cómoda, baño en perfecto estado, amplio y con ducha grande aunque el agua caliente no saliese sino templada y pese a que en la descripción decía que tenían televisor con canales internacionales, la mía no la tenía, aunque me daba igual porque nunca me habría puesto a ver la tele en Tulum.
Sin embargo el personal del hotelito, David y Joel, son chicos encantadores, gentiles, educados y super divertidos, que hicieron de todo por ayudarme a pasar dos días inolvidables. Pregunté por playas y x donde comer y en seguida sacaron el computer para buscar toda la info. Me alquilaron bici para poder girar x la zona y brindamos con unas cervezas al final de mi estancia. Si bien algunas cosas deben mejorar, ya solo x el trato recibido se que si debo volver a Tulum, volveré a esta encantadora posada.