Mi segunda vez en el Lebua y me decepcionó. Era un hotel 5* pero ahora se convirtió, siendo muy benévolo, en un hotel de apenas 3*, lo que implica que no vale lo que se paga.
En primer lugar, el desayuno, antes 100% completo, ahora ni frutas ofrecen. Después en el área de la piscina había un baño con duchas para refrescarte antes de ir al aeropuerto a tomar un vuelo, ahora parece una letrina y ni duchas tiene. Hay que utilizar los servicios del restaurante. Hace años funcionaba un mall de 4 pisos, pero el mismo se cerró y parece un edificio fantasma con solamente dos comercios. ¡Deprimente!
Lo que sí conserva es la comodidad de la habitación en el domo del hotel (pisos 51 a 62, que son las más costosas), la limpieza general y los demás servicios. Sin embargo, hay que mencionar que actualmente están en funcionamiento solo dos de los elevadores que llevan a esas suites (y al mirador y restaurantes ubicados en el piso 64), convirtiendo cada viaje en una larga espera, llenos de gente y parando en todos los pisos.
Lo que también se mantiene es la amabilidad, profesionalismo y simpatía de todo su personal.